La ideología de Hitler, que llevó como causa directa al estallido de la Segunda Guerra Mundial y al desarrollo del Holocausto, se basaba en una serie de puntos de tipo visionario de carácter innegociable: la eliminación de los judíos; la consecución de un «espacio vital» para garantizar el futuro de Alemania; la raza como explicación de la historia del mundo y la lucha eterna como ley básica de la existencia humana